En la piel de los bomberos: cara a cara con el fuego

¿Están hechos de una pasta especial? ¿Son verdaderos héroes? Pasamos un día con los bomberos para experimentar lo que sienten frente al fuego.

Cristina Herrera

Cristina Herrera

VÍDEO: EN LA PIEL DE LOS BOMBEROS

La temperatura natural de nuestro cuerpo ronda los 37ºC. Cuando nuestro organismo supera los 40º hay riesgo de golpe de calor, a 55º la piel comienza a sufrir quemaduras y, un dato más, los pollos que vemos dando vueltas en los hornos de asar consiguen ese color dorado a unos 200ºC.

Por eso, cuando los bomberos comentan que en los incendios pueden llegar a exponerse a zonas con colchones de gases superiores a los 1000ºC uno comienza instintivamente a sudar.

Plantarse frente a frente contra el fuego impone, estremece. Y no sólo por el calor. El poder del fuego es realmente sobrecogedor. Quizá por este motivo desde tiempos remotos todas las culturas lo han venerado a la vez que temido.

Para experimentar precisamente lo que se siente cara a cara a las llamas, pasamos un día con el Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid, durante el periodo de formación en el Polígono del Fuego de Brunete, de dónde saldrá la próxima remesa de futuros bomberos.

Aquí, se preparan en todo tipo de escenarios y simulaciones, totalmente reales, para que ningún imprevisto les pille por sorpresa cuando la alarma suene de verdad en sus parques.

Rafael de Andrés, además de bombero del Parque de Pozuelo de Alarcón, es uno de los preparadores de este grupo de futuros bomberos. Todos chicos (aunque las bomberas también existen), de unos 20-30 años y con la excitación primeriza en la cara de quien quiere comerse el mundo.

‘Rafa’ (como le llaman sus colegas), en cambio, lleva más de 25 años careando con los incendios. Su rostro refleja, sobre todo experiencia, aunque sus ojos siguen manteniendo esa chispa que sólo se puede ver en quienes les apasiona su trabajo.

Sus logros -aunque él siempre habla en plural-, muchos: desde incendios industriales, de viviendas, de vegetación, a accidentes de tráfico, inundaciones, explosiones o rescates.

«¿Miedo al fuego? No es miedo, es muchísimo respeto. Para nosotros los más importante cuando salimos es la misión, el ciudadano y nuestro equipo», nos cuenta tras haber dirigido un simulacro de rescate de una familia en una vivienda en llamas.

La meteorología y los bomberos

La meteorología para los bomberos es un elemento tan fundamental casi como el agua que usan para extinguirlos. Por eso, lo primero que hacen al arrancar su jornada de trabajo es consultar al detalle el parte del tiempo. «La climatología es crítica en la evolución de los gases de cualquier incendio. Hay que revisar cómo influye el viento, la humedad o el frío», comenta.

En todos los estudios, la profesión de bombero es una de las mejor valoradas por los ciudadanos. La doble cara de la moneda de unos profesionales que sienten día a día la presión de saberse héroes de este mundo.

«Somos como un Fórmula 1, pasamos de 0 al 200 en cuestión de segundos», reconoce Rafa. Por eso, asegura que siempre hay «cierto estrés psicológico» en cada actuación. «Tenemos que trabajar nuestra capacidad de afrontamiento y la frustración. Esa capacidad de levantarse y seguir luchando aún en la derrota. Eso es lo que te lleva a futuros éxitos», recalca.

La disciplina, la concentración, la formación y el entrenamiento diario es por esta razón crucial. Y no sólo de los músculos (que también), sino de la mente.

«Debemos estar preparados para combatir situaciones extremas a nivel emocional. Aquella carita de la niña de Colombia que murió atrapada en una zona inundada a ningún bombero se nos olvidará, aunque no estuviéramos allí», señala.

Rafa lo tiene claro y, a pesar de la dureza y el desgaste de su trabajo, se jubilará cerca del fuego. «Para nosotros es emocionante, estrés puro, adenalina…«, comenta con exaltación.

¿Están entonces los bomberos hechos de una pasta especial? «Ni estamos hechos de una pasta especial ni somos más valientes que nadie. Qué más valiente hay que el padre o la madre que se levanta todas las mañanas a ir a trabajar para mantener como puede a su familia. Ellos sí son héroes», sentencia.

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