En la piel de un esquiador: adrenalina en la nieve

Nos ponemos en la piel de Luis Goñi, esquiador profesional, para conocer cómo le influye la meteorología a este deporte.

Cristina Herrera

Cristina Herrera

  • Nos ponemos en la piel de Luis Goñi, esquiador profesional desde hace 15 años
  • El esquí, un deporte que depende exclusivamente del cielo y de la nieve

VÍDEO: EN LA PIEL DE UN ESQUIADOR

Luis Goñi sabe lo que es la adrenalina. Esa hormona que segrega, en su caso, a diario. Su pasión no es tanto la velocidad o el riesgo -que también-; su verdadera pasión tiene un nombre: la nieve.

La primera vez que se puso unos esquís tenía sólo 6 años. Desde entonces no se los ha quitado. Lleva 15 años como esquiador profesional. ¿Su especialidad? El freestyle.

«Entornos naturales, espacio libre, la tranquilidad, el aire puro… y sobre todo, la nieve». Para Luis esto es lo que más le atraer de este deporte, que, sin duda, engancha.

Por este motivo, quizá, lleva sin pisar la playa años. «¿Que qué hago en mis vacaciones de verano?» -repregunta-. «Buscar lugares donde haya nieve», añade sin dudarlo.

Ahora trabaja en la estación de Valdesquí, donde se le puede ver a diario subiendo y bajando sin parar. Los últimos años los ha dedicado, además, a enseñar toda la parte de atrás del esquí en su blog. Las bambalinas de un deporte que requiere de muchas horas de entrenamiento, disciplina y ejercicio. 

¿Y cuál es el lado más oscuro de este deporte? No tiene duda: las lesiones. «Es un deporte bastante agresivo. Las lesiones suelen ser fuertes, rodillas, ligamentos…», apunta.

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Él lo sabe bien. Y no sólo lo de los huesos rotos. Luis estuvo al borde de la muerte en una ocasión. Lo recuerda sabiendo que podría haber sido la última vez que se subía a los esquís.

«Estábamos en una sesión de fotos en Boí Taull haciendo freestyle hace unos 10 años. En unos de los saltos, haciendo un invertido, caí de lado con la cabeza», cuenta. El casco, como en tantos otros deportes, le salvó la vida.

El esquí y la meteorología

En el esquí hay muchísimas disciplinas: freestyle, alpino, travesía, de fondo… Pero todas tienen algo en común. Y es que si hay un deporte que depende de la meteorología es, sin duda, el esquí.

«Esto no es abro las puertas y ya está», informa. La temporada del 2016 fue especialmente cruda para el sector debido a la escasez de nevadas.

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«Hay mucha gente que vive de este sector. Y que depende exclusivamente de que nieve. Igual que los agricultores dependen del agua, este deporte depende de las nevadas«, apunta. La nieve producida -lo que conocemos como nieve artificial– ayuda a suplir las carencias, pero no siempre es suficiente.

El peligro de las avalanchas

Luis, en las múltiples pistas del mundo a donde le ha llevado su profesión, se ha tenido que enfrentar a una de las peores situaciones a las que se puede topar de cara un esquiador: las avalanchas.

«Si te cae una avalancha, reza», dice. «Lo que más impresiona es cómo suena. Cuando se rompe una placa es como un rugido similar a cuando se parte un hueso«, añade. Ahí lo único que queda es correr. Él pudo salir de ella, pero tiene claro que las avalanchas es el fenómeno que más muertes provoca en el mundo del esquí de una forma descontrolada.