Hay un 50-55% de probabilidad que tengamos a La Niña durante el invierno, avisa la NOAA

Este fenómeno del Pacífico ecuatorial tiene un impacto global y puede fortalecer la actividad de los huracanes del Atlántico.

Maddalen Iza

Maddalen Iza

La NOAA ha lanzado el primer aviso: la probabilidad de que se desarrolle La Niña durante el próximo otoño y continúe hasta el invierno es del 50-55%. Este fenómeno puede influir en las temperaturas y las precipitaciones de todo el globo. También puede empeorar la temporada de huracanes atlánticos.

Anomalías de la temperatura superficial del mar (ºC) la primera semana de julio del 2020. La anomalías están calculadas respecto al periodo de referencia 1981-2010. Fuente: CPC/NCEP/NOAA

¿Qué es La Niña?

Es parte del ENSO, El Niño-Southern Oscillation, uno de los fenómenos climáticos más importantes de la Tierra. Este fenómeno, que se da conjuntamente en la atmósfera y el océano del Pacífico ecuatorial, es capaz de cambiar la circulación atmosférica mundial. Puede llegar a influir en la temperatura y las precipitaciones alrededor de todo el planeta.

ENSO presenta dos fases opuestas, conocidas como El Niño y La Niña. El Niño es la fase cálida, porque las aguas superficiales del este del Pacífico ecuatorial se calientan más de lo habitual. Esto se debe a que los vientos alisios que soplan en el ecuador se debilitan y permiten que agua más cálida del oeste se desplace hacia el este.

VÍDEO: EXPLICACIÓN DEL FENÓMENO EL NIÑO

En la fase opuesta, durante La Niña, la temperatura del agua superficial en esta región es más fría de lo normal y los vientos alisios están fortalecidos. Cuando no se da ninguno de estos dos estados se dice que el ENSO está en modo neutral, no hay Niño ni Niña.

Para que se produzca El Niño las temperaturas superficiales del mar en la región de ocurrencia del fenómeno han de estar 0.5ºC por encima de lo habitual durante más de 3 meses. Para La Niña estas anomalías de temperatura tienen que estar 0.5ºC por debajo de lo normal.

Evolución de las anomalías de temperatura superficial del mar en la región del fenómeno ENSO. Los inviernos de evento de El Niño se señalan en la parte superior de la gráfica. Los inviernos de La Niña se indican en la parte inferior.

El último gran evento de El Niño lo tuvimos en el invierno del 2015-2016. Es en los meses de invierno cuando estos eventos muestran su madurez, aunque se empiezan a desarrollar meses antes. Tenemos que remontarnos hasta el invierno del 2010-2011 para el último evento de La Niña.

¿Se está desarrollando La Niña en el Pacífico?

Aún es pronto para hablar de La Niña, puesto que durante el verano se mantendrá una situación neutral, pero la predicciones apuntan en esta dirección. La NOAA, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, ha lanzado un primer aviso: hay una probabilidad de entre un 50-55% de que La Niña se desarrolle durante el próximo otoño y continúe hasta el invierno de 2021.

¿Qué impactos puede tener?

Los primeros impactos de La Niña se ven en las costas de Perú, donde provoca una bajada de las temperaturas y menos lluvias en los meses del invierno. En cambio, en el norte de Brasil, Australia e Indonesia sufren un aumento de las precipitaciones. En el norte de América se dan condiciones más frías en el noroeste, y más cálidas y secas en el sur de Estados Unidos y México.

La Niña potencia la actividad de los huracanes de la cuenca atlántica.

La Niña también puede modificar la condiciones que favorecen la ocurrencia de los huracanes. La temporada de huracanes arrancó el 1 de junio y durará hasta el 30 de noviembre. En el Caribe y el oeste del Atlántico son muy comunes en los meses de octubre y noviembre.

Los huracanes necesitan de ciertos ingredientes para desarrollarse, como un océano cálido y una menor cizalla del viento. Durante La Niña la actividad convectiva del Pacífico se desplaza hacia el oeste. La ausencia de actividad al este del Pacífico genera a su vez una menor cizalla vertical del viento en el Atlántico. Se favorecen, por tanto, las condiciones para la ocurrencia de huracanes.

Para saber si estas previsiones se cumplen o no, tendremos que esperar al otoño.